He peleado la buena batalla, he acabado la CARRERA, he guardado la fe.

2 Timoteo 4:7

 “he acabado la CARRERA” El cristianismo es como una carrera olímpica con vallas, pero con la exención de que no hay perdedores, siempre y cuando puedas llegar a la meta final donde recibes el premio.

Las vallas con obstáculos  la cual tú tienes que enfrentar, no evitándola sino saltando sobre ellas, pero si la tiras con los pies, no importa sigue corriendo, si tienes una caída levántate rápidamente y sigue adelante. En Cristo Jesús es muy importante llegar a la meta o que acabes la carrera que llevas, no quedándote en el suelo luego de una caída o que te desanimes cuando tires una de las vallas, más bien es continuar hasta la meta final, sin importar que llegues de segundo, tercero o último.

Así como dices en hebreos que corramos con paciencia, sabes que la paciencia es muy importante en nuestras vidas cristianas

……… corramos con paciencia la CARRERA que tenemos por delante, Hebreos 12:1:  

Y el libro de los hechos habla que ni aun estimemos nuestras vidas preciosas con tal que corramos con gozo la carrera que tenemos por delante.  Hechos 20:24

En este tipo de carreras espiritual, tu adversario o tu oponente no es tu hermano de al lado que va corriendo contigo, sino los deseos de la carne, la avaricia, el desanimo, y sobre todo Satanás que siempre te pondrás sacadillas para que tropieces, pero Jesús te extenderá sus manos para ayudarte.

 La vida del creyente es una lucha contra el pecado, contra todo lo que se opone a Dios. Contra la desidia. Contra el desánimo. Contra la enfermedad. Contra pruebas.

Mi vida ha sido una vida militar, pero yo no he peleado las luchas malas de la ambición ni de hombres pendencieros: mi lucha ha sido la buena y noble batalla de la fe, una lucha con el mundo, con la carne, y con el diablo, una contienda por la fe dada a los santos, manteniendo el deseo del Espíritu en contra de la carne, una guerra en contra de las maldades en lugares altos.

Esas son luchas que el cristiano tiene que emprender todo el tiempo agarrado del SEÑOR.

El apóstol Pablo estaba por terminar su carrera, pero entre nosotros en esta noche, tal vez se encuentre alguien que también esté por terminar su carrera, pero a la mayoría todavía nos queda mucho que hacer.

Con esto podemos decir que Pablo había cumplido lo que se le había CONFIADO a él, a si como él le amonesta a Timoteo que lo cuide. Eso es la Doctrina o Predicación del Evangelio. Veamos 2 Timoteo 1:14:

Con el poder del Espíritu Santo que vive en nosotros, cuida la preciosa enseñanza que se te ha confiado.

“Me he mantenido en la fe“- Podemos decir que este verso es clave en el Texto que estamos tratando, porque con estas palabras, el apóstol Pablo dice todo: he guardado la Doctrina, he sido fiel, me he mantenido en el Camino. He guardado mi fe personal.

El cristiano vive en el presente. Es por eso que debemos analizar nuestras intenciones a diario; sin esperar a algún evento especial, o alguna prueba.  Es ahí donde el creyente debe analizar su confesión de Fe al final de un año más: ¿He guardado la Fe? ¿Cómo he caminado en este año?

Pero Pablo estaba seguro que en medio de las pruebas y las luchas, él se había mantenido en la FE. No se había dejado ir para un lado ni para el otro.

Una recompensa. – (2 Timoteo 4:8) «Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me otorgará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida.»

Para el apóstol Pablo, la lucha por la Fe y la fidelidad a Dios era una lucha real, así como la recompensa que él esperaba.

La vida del cristiano, es una Vida SEPARADA, y DEDICADA a Dios. Eso es porque hemos sido LLAMADOS por el SEÑOR.

Por eso para el creyente la lucha por la BUENA BATALLA de nuestra FE, es una que produce el fruto de recompensa cuando lleguemos a estar en la Presencia de nuestro SEÑOR JESUCRISTO.

Es ahí donde recibiremos esa CORONA, que para nosotros ahora, debe ser tan real, como todo lo que podemos ver con nuestros propios ojos.

Los reto en esta noche a reflexionar en cada una de nuestras vidas de lo que hemos hecho por el SEÑOR primeramente, y después, por nosotros mismos.

Héroe 

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