¿Se han preguntado por qué cuando tenemos un dolor de muelas, nos cuesta tanto trabajo identificar en qué pieza se encuentra exactamente? Un estudio realizado por la Universiad de Erlangen-Nuremberg en Alemania analizó la actividad cerebral en voluntarios sanos mientras experimentaban un dolor dental. Los investigadores enviaron pequeños pulsos eléctricos tanto al canino superior izquierdo como al canino inferior. Estos choques eléctricos provocaron una sensación de dolor similar a la que se tiene cuando se muerde un cubo de hielo.
Para ver cómo el cerebro respondía al dolor en diferentes dientes, los investigadores usaron una resonancia magnética (fMRI) para monitorear la actividad. Sorprendentemente, muchas regiones cerebrales respondieron de la misma manera tanto para el estímulo en el canino superior como en el inferior. El experimento arrojó que varias regiones de la corteza cerebral se comportaron de una manera similar. Es decir, el cerebro no puede identificar de dónde proviene exactamente el malestar.
Dado que las mismas zonas del cerebro se activan independientemente de dónde provenga el estímulo, una persona es incapaz de hallar la fuente exacta del dolor dental. “Los odontólogos deben estar conscientes de que sus pacientes no siempre puede localizar dónde les duele”, señala Clemens Foster, líder de la investigación.
Mientras que el cerebro es capaz de identificar plenamente el dolor en otras partes del cuerpo, en la boca no distingue la ubicación precisa. Este estudio ayuda a comprender un poco más sobre cómo se percibe el dolor dental, y podría ser de extrema utilidad para el tratamiento de ciertos padecimientos como el dolor fantasma, en el que la sensación persiste a pesar de la extracción de la pieza.